Así como nosotros tenemos historias fantásticas que se transmiten de generación en generación los Japoneses tienen una gran cantidad de historias algunas muy famosas y otras no tanto. Aquí 3 leyendas Japonesas que tal vez no conoces.
Urashima Tarou.
Hace muchos muchos años, vivía Urashima en una isla del Japón. Era el
único hijo de un matrimonio de pescadores muy pobres cuyas únicas
pertenencias eran una red, una pequeña barca y una casita cerca de la
playa. Pese a ser tan pobres, los padres de Urashima querían mucho a su
hijo, un muchacho sencillo y muy bueno.
Un día, cuando Urashima volvía de pescar vió como unos niños estaban pegando a una enorme tortuga. En ese momento Urashima se enfadó muchísimo y fue hacía los críos para reprenderlos y salvar la tortuga. Cuando acabó de hablar con los niños y estos se fueron cabizbajos, cogió la tortuga y la llevó al mar. Cuando vió que la tortuga reaccionaba al contacto con el agua y se podía mover y nadar, regreso a casa muy contento.
Al cabo de un tiempo, Urashima se fue a pescar. Todo estaba tranquilo en el mar y Urasima tiraba al agua y recogía su red con entusiasmo. Una de las veces, al subir la red vio que estaba la tortuga que el había echado al mar unos días antes. Ésta le dijo: "Urashima, el gran señor de los mares se ha maravillado con la buena acción que hiciste conmigo, y me ha enviado para que te conduzca a su palacio. Además te quiere dar la mano de su hija, la hermosa princesa Otohime". Urashima accedió gustoso y juntos se fueron mar adentro, hasta que llegaron a Riugú, la ciudad del reino del mar. Era maravillosa. Sus casas eran de esmeralda y los tejidos de oro; el suelo estaba cubierto de perlas y grandes árboles de coral daban sombra en los jardines; sus hojas eran de nácar y sus frutos de las más bellas pedrería.
Urashima se casó con Otohime, la hija del rey del mar, y pasaron una semana de una felicidad completa. Pero al cabo de esos días, Urashima pensó que sus padres debían de estar preocupados por él, y decidió subir a la superficie para decirles que se encontraba bien y que se había casado. Otohime comprendió a su marido, y dio un pequeña caja de laca atada con un cordón de seda. Cuando se la dio, le dijo que si quería volver a verla no la abriera.
Cuando Urashima llegó al pueblo, todo había cambiado, ya no reconocía ni las casas ni a las personas. Y cuando busco la casita de sus padres sólo vio un gran edificio en el que nadie sabía nada de unos ancianos. Finalmente, un señor viajo, viendo la desesperación de Urashima empezó a recordar y le explicó que no lo recordaba muy bien, porque había pasado mucho tiempo atrás, pero que recordaba a su madre explicarle la desdichada suerte de un par de ancianitos cuyo único hijo salió a pescar y no regresó jamás. Urashima empezó a comprender: mientras vivió en la ciudad del mar había perdido la noción del tiempo. Lo que le habían parecido sólo unos cuantos días habían sido más de cien años.
Se dirigió a la playa, y sin saber que hacer abrió la caja que le había dado su mujer. Al instante un viento frío salió de la caja y envolvió a Urashima. Éste recordó lo que le había dicho su mujer pero de pronto se sintió muy cansado, sus cabellos se volvieron blancos y cayó al suelo. Cuando a la mañana siguiente fueron los muchachos a bañarse, vieron tendido en la arena a un anciano sin vida. Era Urashima que había muerto de viejo.
Issun Boshi
Sus padres tenían tantas ganas de tener un bebe que suplicaron a los dioses que les diera un hijo, aunque fuera tan diminuto como la punta de un alfiler. Tras estos ruegos nació Issun Boushi, un niño en miniatura pero con mucho coraje.A los quince años viajó a Kioto llevando consigo un cuenco de arroz, un palillo y una aguja. Viajó por el río usando el cuenco como barca y el palillo como remo. Cuando llegó a su destino trabajó en una casa noble, convirtiéndose en un hombre de confianza.
Un día acompañó al templo a la hermosa hija de la familia, pero en el camino sufrieron el ataque de dos gigantescos onis. Issun Boushi se enfrentó a ellos consiguiendo que la joven pudiera escapar. Uno de los demonios se lo tragó de un bocado, pero él sacó la aguja y se la clavó en el estómago. Trepó rápida mente y al llegar a la boca, el oni lo escupió. El otro demonio también arremetió contra él pero le sacó el ojo con su diminuta espada. Los demonios huyeron, dejándose olvidado un martillo mágico. Issun Boushi y la joven golpearon el suelo con la maza expresando a la vez un deseo.
El pequeño Issun Boushi creció hasta un tamaño normal y se encontró convertido en un samurai. La boda no tardó en celebrarse.
Hanasaka Jiisan
Hace mucho, mucho tiempo …En un pequeño pueblo de Japón, vivía una pareja de abuelitos sin hijos y muy pobres. Un día, el abuelito vió a su vecino maltratar a su perrito porque había estropeado el campo. El abuelito le pidió que lo perdonara y si podían llevarlo a su casa; el vecino le dijo que sí.
El perrito, al que pusieron el nombre de Shiro (blanco en japonés), creció rápidamente. Un día, removiendo la tierra se puso a ladrar. El abuelito fue a su lado para ver lo que pasaba y se sorprendió al ver la cantidad de dinero que había encontrado Shiro. Los abuelitos le dieron las gracias, y con ese dinero pudieron comprar los ingredientes para hacer bolas de arroz para repartir a todos los vecinos.
El antiguo dueño de Shiro, al ver la habilidad del perro se lo llevó a su casa para que hiciera lo mismo en su jardín. Shiro empezó a cavar pero por más que cavaba solo aparecía basura. El vecino se enfadó y lo mató.
Los abuelitos se pusieron a llorar, erigieron una tumba y plantaron un árbol en su memoria. El árbol creció en seguida. Un día, el abuelito se despertó diciendo que Shiro había aprecido en sus sueños diciendo que cortara el árbol para hacer un mortero para poder preparar mochis. Así lo hicieron, pero cada vez que preparaban mochis, esos mochis se convertían en dinero.
El vecino sintió envidia y se llevó el mortero, pero por más que hacía los mochis, éstos se convertían en basura. El vecino enfadado encendió el mortero, y los abuelitos se llevaron las cenizas a su casa. El abuelito se levantó otra vez diciendo que Shiro le había dicho en sus sueños que arrojara esas cenizas a un árbol de sakura que ya no tenía vida, y así lo hizo. En pocos minutos el árbol empezó a dar flores. Justo en ese momento, el monarca de la zona pasó por el lugar y se paró para ver las flores del sakura, y como eran tan hermosas, el monarca recompensó a los abuelitos dándoles dinero.
El vecino, al ver la suerte de los abuelitos, sintió envidia y celos. Robó un poco de ceniza e hizo lo mismo, pero no tuvo el mismo resultado que los ancianos por los malos sentimientos que tenía. Las cenizas que arrojó el vecino afectaron los ojos del monarca.
El vecino fue encarcelado y los abuelitos vivieron felices hasta el último día de sus vidas.
¿Sabes alguna otra leyenda japonesa?.
jeje interesante muy triste la de urashima, ejee
ResponderBorrarEstos trabajos culturales son bastante agradables y más aún cuando se les da un buen tratamiento como este, es ameno y claro.
ResponderBorrarVoy a compartirlo :-P
Wow me gustaron mucho 👍
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